La situación actual de Hyundai en Estados Unidos no es un simple problema de visas; es un reflejo de una batalla más profunda entre la política de la administración Trump y los principios económicos que han regido el comercio mundial durante siglos. El llamado del CEO de Hyundai, José Muñoz, a un nuevo sistema de visas, aunque parezca una solicitud técnica, es en realidad un grito de alerta sobre un dilema que afecta a la industria global.
Un eco de la historia: De Maseca a Hyundai
El uso de visas para técnicos extranjeros tiene un precedente histórico en la industria estadounidense. En la década de 1970, la empresa mexicana MASECA (Gruma) solicitó visas para técnicos mexicanos. No eran graduados universitarios, sino técnicos hábiles en el mantenimiento de las máquinas de tortillas «marca Celorio». Sus conocimientos artesanales fueron clave para que Maseca, con productos como tortillas y chips de maíz, pudiera trascender fronteras y expandirse a EE. UU., China, Centroamérica y Sudamérica, donde nadie conocía estos productos.
De manera similar, empresas como Hyundai y Tesla han demostrado que las habilidades especializadas de su personal son esenciales para el éxito. El caso de Tesla en 2018, que instaló una planta en Chiba para obtener la producción necesaria del Modelo 3, ilustra cómo las empresas dependen de un flujo de conocimiento y mano de obra que va más allá de las fronteras nacionales. . Estas empresas asiáticas, al igual que los técnicos de Maseca en su día, dominan habilidades que van desde el montaje de plantas hasta la fabricación de automóviles, conocimientos que, en muchos casos, no se encuentran con la misma rapidez o experiencia en la fuerza laboral estadounidense.
Adam Smith, David Ricardo y la ‘Doctrina Trump’
La premisa de la economía moderna, basada en las teorías de Adam Smith y David Ricardo, es la de la ventaja comparativa y la ventaja competitiva. Estas teorías postulan que los países se benefician del comercio al especializarse en lo que hacen mejor, lo que lleva a un crecimiento global. Trump, con su agenda de «América Primero» y sus aranceles unilaterales, parece querer ir en contra de estos principios establecidos hace más de 250 años.
La redada de inmigración en la planta de Hyundai en Georgia, que llevó a la deportación de cientos de técnicos surcoreanos, es un claro ejemplo de este choque. Según el CEO de Hyundai, estos trabajadores poseían habilidades que no se encontraban en la fuerza laboral estadounidense, y su ausencia está causando retrasos significativos en la construcción de la planta. La medida, que buscaba proteger empleos locales, en realidad está afectando el crecimiento de una inversión multimillonaria que generaría miles de empleos en el futuro.
Hyundai: En el ojo de una ‘tormenta perfecta’
La situación de Hyundai es un caso de estudio sobre las complicaciones de operar en un entorno de política proteccionista. La empresa coreana se enfrenta a un «triple golpe» en EE. UU.:
- Aranceles: Los aranceles del 25% sobre las exportaciones de autos coreanos han obligado a Hyundai a reducir sus proyecciones de ganancias.
- Política Anti-VE: La cancelación de los incentivos para vehículos eléctricos (VE) por parte de la administración Trump ha llevado a Hyundai a pivotar hacia los modelos híbridos, abandonando su ambicioso objetivo de 2 millones de ventas de VE para 2030.
- Problemas laborales y de visas: La redada de inmigración ha retrasado la finalización de su planta de baterías y ha puesto en duda su capacidad para asegurar la mano de obra especializada necesaria para sus futuras inversiones.1
La solución de Trump de «contraten y capaciten a trabajadores estadounidenses» choca con la realidad de las habilidades especializadas y el «conocimiento tácito» que Yi Wen, economista de la Reserva Federal, considera la clave de cualquier revolución industrial.
Al final, la decisión de Hyundai de enfocarse en China como un nuevo mercado rentable y su compromiso de expandir su producción fuera de EE. UU. (como lo demuestra su plan de producir vehículos en Europa) muestra que la «Doctrina Trump» puede estar protegiendo algunas industrias a corto plazo, pero a costa de la inversión extranjera, la innovación y, en última instancia, el crecimiento económico a largo plazo.
Fuente: https://www.ft.com/content/b41e5ae1-2ff3-40c7-9c5c-48cfb12f0614?shareType=nongift